Las familias de Copiapó se retrataron en el estudio de José Olivares Valdivia durante generaciones, por ello hay menores que aparecen posando junto a sus padres y que luego figuran en imágenes como adolescentes o adultos.
Las capturas se disponían en álbumes con un cuidado orden cronológico con el fin de conservar y transmitir la cohesión del clan. En este registro también se incluyeron fotografías de lactantes, pues ellas cumplieron la función de presentar al recién llegado al grupo familiar y reconocerlo como un integrante más (Bourdieu, 2003).
Esta práctica de presentación fue común durante el siglo XX, pues para quienes migraban a la ciudad éste era el único medio de mostrar sus nuevos descendientes a los parientes lejanos, con quienes sólo se mantenía correspondencia.
La representación visual de los lazos parentales se expresó en la disposición espacial de los retratados. Por ejemplo, hay fotografías donde los padres aparecen sentados en un escaño y sus descendientes mayores ubicados detrás o a un costado de ellos, y otras donde las madres sostienen y abrazan a sus hijos en señal de protección.
En el caso de las parejas jóvenes recién casadas y sin hijos, los retratos difieren pues ambos suelen fotografiarse manteniendo algún tipo de contacto físico.
En todos ellos se aprecia también la influencia de la moda urbana: los hombres en trajes oscuros de tres o dos piezas y corbata, las mujeres con vestidos sobrios, los niños en trajes marineros, y las niñas, con vestidos blancos y cortos.