José Olivares Valdivia cultivó un estilo clásico que se expresó en la forma en que disponía los objetos y en las posturas elegantes y austeras de sus fotografiados. Imitó la foto glamour, estilo de retrato que estuvo de moda en Chile desde la década del 1930 y que empleó hasta el fin de su producción.
El registro visual de sus retratos permite distinguir dos momentos en su trabajo:
- Desde 1909 a 1918, las personas presentan posiciones rígidas, y actitud distante y fría.
- De 1920 a 1948, sus fotografiados se perciben más cálidos y cercanos, incluso algunos sonríen y miran directamente a la cámara.
Aprovechó la luminosidad que le proporcionaban los ventanales de los corredores de su taller para retratar a plena luz del día, a diferencia de otros destacados fotógrafos de la época, como Jorge Opazo, Heriberto Sills o Juan Gallardo, que ocuparon iluminación artificial y elementos propios del Art Deco y el Art Nouveau (Martínez y Salgado: 2006: 14).
Utilizó con frecuencia el primer plano, y los planos medio y general. Puso a disposición de sus clientes alfombras, sillas, biombos, columnas, pedestales, e imaginería religiosa en las fotografías de primera comunión.